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SIR HENRY HARWOOD
LA MARINA URUGUAYA
EL CAZADOR
BRITÁNICO
CRUCERO
URUGUAY
MINISERIE GRÁFICA
Montevideo · Uruguay
Parte III · Abril 2004
GRAF SPEE
INFOGRAFÍA
Mapa de la batalla
del Río de la Plata
La batalla del Río de La Plata
III.
1
AL RESCATE DEL GRAF SPEE
H I S T O R I A · D O C U M E N T O S · H A L L A Z G O S · R E L A T O S
A L R E S C A T E D E L
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» Intro.~
El acorazado Graf Spee navegaba a toda máquina. Su mi-
sión era hundir la mayor cantidad de naves enemigas po-
sible. Alertada de sus movimientos, la poderosa Fuerza G
de la marina británica lo estaba esperando a la altura de
Punta del Este.
Pocas cosas se pueden comparar con la ferocidad
destructiva de una batalla naval; granadas penetrando al
interior de recintos acorazados, ensordeciendo, cegando,
mutilando. El presente relato nada tiene que ver con un
festín de acción y aventuras estilo Hollywood. En un bu-
que no hay lugar a dónde huir. El sinuoso océano encierra
a los marinos –en su mayoría jóvenes–, que no tienen
más remedio que esperar la muerte en sus puestos de com-
bate: cajas de acero, nada más.
Más allá de quienes la consideran en términos de victoria
o derrota, la batalla del Río de la Plata significó dolor y
sacrificio humano.
1939.~ Con los ojos
El ansiado
avistamiento
par del Río de la Plata. El
objetivo era alcanzar las
100.000 toneladas antes de
volver a casa.
El olor del café ya invadía la
cubierta. Los vigías, con los
ojos cansados de escudriñar el horizonte
durante toda la noche, esperaban ansio-
samente el relevo mientras los más ma-
drugadores empezaban a dejar las hama-
cas. En pocos minutos se daría la orden
de levantarse.
Algo después de las 6:00, un vigía avista por
babor, adelante, los topes de dos mástiles
en el horizonte. Se le ordena al telémetro
de la cofa que observe en esa dirección.
Inmediatamente confirmó el avistamiento
y el capitán Langsdorff fue informado de
la situación. «Señor, parece ser un buque
de guerra». Tras cavilar durante algunos
segundos, Langsdorff dio la orden de man-
tener el rumbo a toda máquina y ordenar
zafarrancho de combate.
Las alarmas comenzaron a sonar alertan-
do a los hombres que cubrieran sus pues-
tos, el día empezaba a clarear y ya era po-
sible avistar el humo y los palos de un cru-
cero en el horizonte.
El 13 de diciembre amaneció radiante. Lo
que los ingleses denominarían como un
«glorious day». A bordo del Graf Spee ,
Langsdorff y su tripulación recorrían las
costas del Atlántico seguros de encontrar
los cuatro buques mercantes que –según
los informes de radio de la Kriegsmarine
se estaban preparando días atrás para zar-
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AL RESCATE DEL GRAF SPEE
en el horizonte
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LA OTRA BATALLA DEL RÍO DE LA PLATA
Uruguay en jaque
diplomático
Teléfono de artillería
Este modelo se utilizaba colgado al cuello
como lo muestra la fotografía superior.
[El aparato que aparece a la izquierda se
encuentra en exhibición en el Museo Naval.]
El general Alfredo Baldomir –en su puesto de
jefe de policía de Montevideo- fue un hombre con-
cluyente en la ejecución del Golpe de Estado de
Terra, en 1933. Un detalle que la gente tendió a
olvidar con mucha rapidez. Casi la misma con la
que ascendió en su carrera política; para 1934
ya era ministro de Defensa.
Incluso los hechos políticos más dramáticos pro-
piciados por aquella dictadura fueron posterga-
dos por la opinión pública (suicidio de Baltasar
Brum , muerte en tiroteo de Julio César Grauert ),
que incluso llegó a obviar el hecho de que
Baldomir se casara con Sara Terra, la hija del
mismísimo dictador.
Lo cierto es que el hombre elegido para la «res-
tauración democrática», en 1939, fue Alfredo
Baldomir. Fue él quien en medio de una comple-
ja interna política, enfrentó el inesperado conflic-
to diplomático al instalarse la Segunda Guerra
Mundial en aguas jurisdiccionales uruguayas.
Los hechos que desencadenó la batalla del Río
de la Plata en Uruguay estuvieron, desde un prin-
cipio, teñidos de rareza y confusión. Al arribar el
Spee a puer to (finalmente lo hizo el día 14 a las
01.30), y a pesar de las severas órdenes impar-
tidas con respecto al alojamiento de los heridos
en el Hospital Militar, el embajador de Alemania,
Otto Langmann junto a otros miembros de la
delagación diplomática arrebataron al herido del
contingente y –en el auto del embajador- lo des-
tinaron a la clínica oftalmológica del Hospital
Pasteur. Esto provocó la protesta de las autorida-
des sanitarias uruguayas, y sería el inicio de una
larga serie de protestas y contraprotestas de dis-
tintas entidades y países a nivel político y diplo-
mático.
Por su parte los británicos comenzaron a tender
sus redes. El comodoro Harwood se puso en con-
tacto con el agregado naval británico para el Río
de la Plata, almirante Henry Mc Call , con el fin
de que iniciase gestiones ante el gobierno uru-
guayo para retener a los alemanes el tiempo su-
ficiente como para que el portaaviones Ark Royal
y el crucero Renown llegasen a Montevideo a re-
matar al Spee .
Ante la gravedad de los hechos, Baldomir con-
vocó a sus ministros aquella misma madruga-
da. Durante aquella sesión tomó conocimiento
de la nota que le dirigió el embajador alemán,
Langmann, comunicándole oficialmente de le
presencia del acorazado en puerto y solicitándo
se le concediése «un plazo prudencial» a fin
de reparar averías y restablecer su navega-
bilidad.
Se iniciaba así una verdadera batalla diplomá-
tica. Q
Desobedeciendo las órdenes de la Kriegs-
marine , el capitán Hans Langsdorff –con-
fiado de haber encontrado un crucero
auxiliar que estaba protegiendo a un pe-
queño convoy– se dirigía de frente y a toda
velocidad hacia la división de cruceros de
América del Sur, también conocida como
la Fuerza G de la armada británica.
Tras haber acortado las distancias, los vi-
gías informaban que se enfrentaban al
Exeter y a dos cruceros de la clase Leander
(el Ajax y el Achilles ). Desde uno de los
cruceros se pidió al acorazado alemán la
correspondiente identificación. El
Admiral Graf Spee respondió izando la
bandera de combate.
El acorazado estaba solo; enfrente lo es-
peraban el crucero pesado Exeter (8.390
toneladas, 6 cañones de 203 mm, 8 de 102
mm y 6 tubos de torpedos) y los cruceros
livianos Ajax y Achilles (cada uno con 8
cañones de 152 mm, 8 de 102 mm y ocho
tubos de torpedos). Esta escuadra estaba
comandada por el comodoro Henry Har-
wood, y los tres barcos poseían una velo-
cidad por lo menos 4 nudos mayor a la
del Graf Spee , por lo que el escape resul-
taba imposible.
La suerte de Langsdorff y su tripulación
ya estaba echada.
DIC . 13. 06:17.~
FUEGO ABIERTO
La acción comenzó casi simultáneamen-
te por ambos bandos. El Spee disparó so-
bre el Exeter a las 06:17. Tres granadas de
28 cm partieron raudas desde la torre B y
arrasaron parte de la chimenea del buque
inglés. Pero la torre A permaneció en si-
lencio. El primer oficial de artillería, el
capitán de corbeta Paul Ascher, informó
al cuarto oficial técnico de artillería,
Rasenack, del desperfecto. Rasenack, sin
entrar en pánico, concluyó que se había
3
AL RESCATE DEL GRAF SPEE
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Exeter
Tipo .......................................................................... Crucero pesado clase York
Tonelaje de Desplazamiento ................................. 8390 ts
.................................................................................
Armamento ............................................................. 6 cañones de 8 pulgadas (203mm)
................................................................................. 4 de 4 pulgadas (102 mm)
................................................................................. 6 tubos lanzatorpedos de 21 pulgadas (533 mm)
................................................................................. 2 aviones de observación
Velocidad máxima .................................................. 32 nudos
Eslora ...................................................................... 175 m
Blindaje ................................................................... 2-3 pulgadas (50 – 76 mm)en los costados y cubierta 2 pulgadas 51mm
................................................................................. Torres principales 1,5-2 pulgadas 38-51 mm)
Autonomía ............................................................... 8400 millas náuticas a 14 nudos
Tripulación .............................................................. 630 hombres
Ajax y Achilles
Tipo ......................................................................... Cruceros gemelos livianos clase Leander
Tonelaje de Desplazamiento ................................ 7050 ts
Armamento ............................................................ 8 cañones de 6 pulgadas (152mm)
................................................................................ 8 de 4 pulgadas (102 mm)
................................................................................ 8 tubos lanzatorpedos de 21 pulgadas (533 mm)
................................................................................ 1 aviones de observación
Velocidad ............................................................... vel max. 32,5 nudos
Eslora ..................................................................... 170 m
Blindaje .................................................................. 4 pulgadas (102 mm)en los costados y cubierta 2 pulgadas (51mm)
Tripulación ............................................................. 580 hombres
Maqueta del Ajax .
Modelo a escala en exhibición en el Museo
Naval. Además de las maquetas el museo
tiene el uniforme del Contraalmirante
Harwood.
Firma del Contraalmirante
Sir Henry Harwood.
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SIR HENRY HARWOOD
El cazador británico
repetido una vieja falla. Un tornillo flojo
en el cañón central había dejado fuera de
servicio el mecanismo de control de eleva-
ción. En poco tiempo el problema fue re-
suelto y la torre reanudó el fuego normal.
Los cruceros ingleses aprovecharon la
ventaja numérica bifurcando sus rutas. El
Exeter tomó un rumbo mientras los dos
cruceros menores se dirigían en dirección
opuesta, separándose en abanico.
Durante la batalla, el Spee se transformó
en una máquina de producir fuego y me-
tralla. En las plataformas inferiores se de-
bían cargar las granadas de 300 kg y los
cartuchos, de los depósitos a los monta-
cargas, para luego subirlas hasta el cañón.
Este trabajo era extenuante, los ventilado-
res estaban apagados con el fin de aho-
rrar toda la electricidad posible, que de-
bía monopolizarse en los sistemas de ar-
tillería. Todo esto debía suceder en un pro-
ceso de menos de 20 segundos.
Durante una batalla naval, con las grana-
das enemigas haciendo blanco en el bu-
que, toda la tripulación debía concentrar-
se en sus tareas, los artilleros debían te-
ner la suficiente sangre fría como para
proseguir disparando los cañones como si
estuvieran en prácticas de combate, ob-
viando el hecho de que ellos mismos es-
taban siendo el blanco de otros artilleros.
Hasta que el Spee comenzó a recibir la
primera andanada de proyectiles del
Exeter , Langsdorff confiaba en que su blin-
daje era impenetrable para las granadas
de 203 mm.
Finalmente, estas granadas resultaron ser
las que dañaron decisivamente al barco.
El efecto de perdigonada produjo innume-
rables bajas entre los tripulantes que se
encontraban al descubierto. Para cuando
Langsdorff comprendió la situación real,
los buques enemigos se habían dividido
para atacarlo simultáneamente por babor
Nació el 19 de enero de 1888.
Fue educado para la Armada en la escuela de
marina de Foster y su primera misión en alta
mar fue a bordo del Britannia , en 1903. En los
exámenes para teniente se destacó en todas
las materias.
Durante la Primera Guerra Mundial fue oficial
torpedero y participó en la Batalla de Jutlandia ,
luego de la cual inició una ascendente carrera
dentro de la Marina Británica que tuvo como
punto culminante la designación como como-
doro del Exeter , en la escuadra sudamericana, o
Fuerza G , en setiembre de 1936.
«Era uno de esos hombres a quien uno podía
plantearle sus dudas y dificultades, con la se-
guridad de que obtendría comprensión y sabios
consejos», recuerda Charles Woodhouse , Ca-
pitán del Ajax , en un semblante del comodoro.
Otro contemporáneo, sir John Eldesten , quien
lo conoció a bordo del buque insignia South-
ampton y fue su amigo hasta el día de su muer-
te escribió: «Bobby estaba siempre dispuesto
a asumir responsabilidades y nunca le vi con-
fundido por nada. Combinaba esas dotes con
un amor por los deportes, y nadie podría haber
encontrado un compañero de trabajo mas ale-
gre. Era tan bueno en tiro como la pesca y su
handicap en golf era de seis». El destino le dió
la oportunidad de demostrar su excelente pun-
tería.
Cuando regresó a su país –luego de la batalla del
Río de la Plata- lo hizo como un héroe.
Sir Winston Churchill , dirigiéndose a los marinos
que volvieron de la batalla, expresó: «Esta gran
batalla naval, concebida por el almirante Harwood
y que ustedes ejecutaron a la perfección, tendrá
un lugar en los anales de la historia naval».
Murió pocos años después, el 13 de junio de 1950.
Su obituario en el Times rezaba: «El Almirante Sir
Henry Harwood, vencedor de la Batalla del Río de
la Plata en diciembre de 1939 cuando el buque de
guerra alemán Admiral Graf Spee fuera empujado
por tres cruceros a refugiarse en Montevideo y
después volado por su tripulación, murió el vier-
nes a la edad de 62 años en su casa de Goring on
Thames» . Q
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AL RESCATE DEL GRAF SPEE
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