SIMON BOLIVAR UN HOMBRE DIAFANO
Un hombre diáfano es el que dice lo que siente y actúa con honradez. El que no oculta ni disimula su pensamiento. Un hombre diáfano es el que precede siempre conforme a sus principios, públicamente, a la vista de todos.
La diafanidad es la transparencia. La palabra se usa originalmente aplicada a la atmósfera, al espacio abierto: el aire diáfano es limpio, claro, terso, transparente.
Bolívar dijo de sí mismo que él era un hombre diáfano. El se sabía sincero. Pensaba que su acción política, su desempeño militar, su obra intelectual, su vida íntegra al servicio de la libertad de América, tenía la meridiana limpidez del cristal puro y pleno de luz.
En este libro se narra la vida de Simón Bolívar. El fue patriota, trabajador, valiente y generoso. Poseyó una inteligencia singular. Supo escribir con elegancia y exponer de manera brillante sus ideas. El fue un hombre como son todos los hombres, tenía sus virtudes, limitaciones y defectos, pero por la verdad de su causa él ocupa en la historia el lugar de un héroe superior. Su significación crece con los siglos.
Aquí vamos a conocer a Bolívar, siguiendo el curso de su existencia: Desde cuando el nació y era un niño corriente; luego en el difícil tiempo de alcanzar la gloria máxima- la cual para él se resumía en el título fulgurante de Libertador, igual que en el discreto y modesto de Buen Ciudadano-; por último su muerte que fue como empezar a vivir para la eternidad.
Bolívar vive para siempre en la sencilla y permanente lección de su ejemplo. Su solo nombre es como un mensaje y una bandera, una consigna estimulante y entusiasta, una presencia augusta, luminosa, cristalina; él fue un hombre diáfano. Caracas, 19 de junio de 1976.
¿Por qué Bolívar?
Alto en el cielo brilla una estrella, descubierta en 1911, situada justo a mitad de la distancia entre el Sol y Júpiter. Es la estrella Bolívar. Así la bautizó su afortunado descubridor el astrónomo francés Flammarion.
En la tierra, distintos lugares llevan el mismo nombre: Bolívar. De este modo se conocen un condado y varias ciudades de los Estados Unidos y no pocas otras – además de diversos departamentos o provincias- desde allá hasta Argentina, pasando por la América Central y por toda la América del Sur.
Bolivia, una bella y altiva república con ricas minas de plata y estaño – cuyas cumbres de vicuñas y cóndores coronadas de eterna nieve, parecieran besar el firmamento- nació, a la Independencia, orgullosa de su apelativo derivado del insigne caraqueño.
La mayor elevación de Venezuela 5007 metros sobre el nivel del mar- cumbre máxima de este suelo bendecido por la Providencia, es: el Pico Bolívar. De similar manera: Bolívar, se llama el más extenso Estado de la Unión venezolana- donde está surgiendo la gran industria nacional siderúrgica e hidroeléctrica- y su puntaje capital: Ciudad Bolívar. Muy cerca de ésta se halla un imponente macizo de hierro casi puro- famoso en el mundo- Cerro Bolívar.
Casa año en torno al 15 de febrero – Día del Discurso de Angostura- celébrase en todas las escuelas, liceos, y centros de enseñanza venezolanos, la Semana de Estudios Bolivarianos.
En el Auditórium y las aulas de cada plantel, en sus carteleras y a través de los distintos medios de publicidad, maestros, profesores e invitados especiales, hablan vivo encomio del Libertador.
La efigie de Simón Bolívar resulta muy familiar. De frente o de perfil la identificamos con facilidad. La tenemos en las monedas, en los billetes de banco y en las estampillas. En las oficinas públicas el retrato de Bolívar está en sitio de honor. Así mismo en la mayoría de los hogares, incluyendo los más humildes y remotos. A cada paso nos acompaña el recuerdo de su presencia ejemplar y estimulante.
Abundan los distritos, municipios, caseríos y barrios, llamados Bolívar. En las poblaciones venezolanas- igual que en los países hermanos de Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y el Panamá, por todos y cada uno de los cuales él es reconocido como Padre de la Patria- generalmente la calle o avenida principal se honra con su nombre, y en muchas de aquéllas hay una plaza central con su estatua.
Se denominan también Bolívar o Libertador numerosos institutos docentes, barcos, teatros, edificios, aeropuertos, sociedades, empresas y establecimientos de la más variada índole.
En caracas, la Casa Natal de Simón Bolívar, la cuadra de recreo de su familia y el Pantón que guarda sus restos sagrados, son recintos abiertos a la reverencia patriótica, muy visitados sobre todo durante los días de las grandes conmemoraciones nacionales. Los inmuebles que alguna vez ocupó, así en Bogotá como en Trujillo, Lima, El Cuzco, Pativilca y otros sitios, en particular la Quinta de San Pedro Alejandrino- en Santa Marta- donde exhaló el postrer suspiro, son santuarios para el reencuentro con la historia. En los museos se conservan como reliquias venerables los objetos que a él pertenecieron.
Continuamente se están publicando, reeditando y comentando los numerosos escritos que él produjo. En libros, folletos, discursos, artículos en revistas y diarios, se le estudia, cita, y evoca sin cesar. Por radio y televisión su nombre, sus palabras y su imagen, circulan diariamente. El es tema constante para el trabajo de la inteligencia. En los dominios de la ciencia- botánica y mineralogía- ha recibido homenajes en la propuesta para la designación de especies vegetales- Bolivaria y bolivarenses- y en el señalamiento de un compuesto de plata- boliviana o bolivianita-.
Una moderna Universidad caraqueña, construida entre hermosos jardines, plena de juventud responsable, es la Universidad Simón Bolívar, Idéntica designación ostenta una unidad académica- la Cátedra Simón Bolívar- para el servicio de la cultura americana, que funciona en Inglaterra, dentro de la antigua y prestigiosa Universidad de Cambridge.
Monumentos erigidos a la gloria de Bolívar los hay en las primeras metrópolis del hemisferio occidental: París, Roma, Londres, Buenos Aires, Washington, Madrid, Lima, Nueva Cork, Quito, México……Comúnmente lo representan montando en un espléndido corcel de bronce, con su capa al viento, cabeza descubierta, vista lanzada al horizonte, reflexivo y enérgico, sereno en su grandeza.
Estadistas, soldados, artistas, políticos, obreros, pensadores, estudiantes, poetas y científicos, tienen a Bolívar como un permanente modelo de inspiración. El hombre y la mujer corrientes, todos cuantos saben de su vida, y sus ideas y sus acciones, lo sienten como un maestro esclarecido, humano y siempre alerta. Como un guía para el presente y el porvenir. En himnos marciales, en coplas del pueblo, y hasta en una ópera intitulada “Simón Bolívar” se cantan sus proezas y se exalta la romántica dimensión de su existencia.
¿Por qué se le recuerda tanto? ¿Quién fue él? ¿Qué hizo? ¿Qué significa?
ASÍ ERA ANTES……
Allá por los tiempos anteriores a Bolívar, los venezolanos- y en general, los americanos- no mandaban en su tierra. No tenían propiamente una Nación. No representaban a su país ante los otros países. No hacían sus leyes. No eran jueces en sus asuntos. Todas esas funciones públicas eran impedidas hasta a los blancos criollos, y más aún, desde luego, a quienes no eran blancos.
En América había, además de las diferencias basadas en el origen social y en el color de la piel, otras muchas injusticias. Existía la esclavitud, es decir, hombres, mujeres y niños eran vendidos y tratados como si fueran bestias de trabajo. Durante el coloniaje- que así se llama la etapa de la dominación de los reyes de España en América- no había derecho a la libre expresión: no se podía decir, escribir ni publicar lo que se quisiera. No era permitido ir de una provincia a otra, ni de un pueblo a otro, como se viaja hoy, libremente, sino que debía obtenerse un permiso previo del Rey. Hasta para casarse era necesaria esa autorización.
No había en Venezuela ni en América escuelas, múltiples y gratuitas, como las hay ahora; ni circulaban, como es usual en este tiempo, los libros y periódicos sin ninguna restricción. La ignorancia y el analfabetismo estaban muy extendidos. Cierta vez un mulato fue castigado- en Catamarca- con veinticinco latigazos, que le propinaron en la plaza pública, por haberse descubierto que sabía leer y escribir. En nuestros días se le habría dado un premio, sobre todo considerando que aprendió por su cuenta; en aquella época se le azotaba con crueldad.
Cuando Bolívar nació – en 1783- toda esta América nuestra, formaba hoy por dieciocho repúblicas, era una propiedad de los reyes hispánicos. Ni los venezolanos, ni los mexicanos, ni los argentinos, ni ninguno de los nacidos en América podían ser gobernantes en sus respectivos países, ni disponer lo que estimaran conveniente para sus pueblos. La decisión en todo correspondía a los monarcas españoles. América era una colonia; sometida y subordinada a la voluntad de reyes radicados del otro lado del Atlántico, en Europa.
En aquellos tiempos del nacimiento de Bolívar, la riqueza estaba mal distribuida. Había un grupo de gente acaudalada, pero la gran mayoría era muy pobre. Los ricos vivían con lujo y comodidad, a expensas del trabajo de sus esclavos y sirvientes; eran dueños de tierras- haciendas y vastos cultivos- y de las mansiones en las ciudades de entonces.
La parte más numerosa de la población venezolana, para aquella época, estaba compuesta por los pardos (esa era la palabra para designar a los que habían nacido del mestizaje o combinación de indios, negros y españoles).
Los pardos, que formaban la mayoría de los venezolanos- más de 400.000 sobre los 800.000 habitantes que a la sazón tenía Venezuela- eran discriminados y excluidos, tratados como seres inferiores, incluso por sus compatriotas los criollos o mantuanos. Criollos o mantuanos eran los blancos hijos de españoles, a su vez subalternos de los peninsulares o españoles recién venidos a América. Baste recordar que los pardos no podían desempeñar las profesiones que fueran de su gusto o inclinación. No había ni una sola escuela para ellos. No podían ingresar a la Universidad, ni tampoco entrar al Seminario para ser sacerdotes. En la milicia de segunda categoría- Batallones de Pardos- que se les reservaba, no podían llegar a ser en el tribunal mayor de Caracas que se llamaba Real Audiencia. A los pardos les tocaban los oficios desagradables y los humildes; entonces se despreciaba a los artesanos y a todo el que trabajaba con sus manos.
La situación de los negros era peor. Casi todos los negros eran esclavos. En principio sus abuelos, sus padres o ellos mismos habían sido arrancados violentamente de su África nativa; se los vendía, compraba y alquilaba como animales. Se les castigaba con perversidad. A capricho del “amo”, para escarmentarlos, se les podía cortar una mano, una oreja, la nariz etc. Para reconocerlos eran marcados con hierros encendidos que dejaban en el rostro, la espalda o los brazos, dolorosas llagas y luego horribles cicatrices.
Los negros no podían montar a caballo, porque las ordenanzas coloniales lo prohibían. No podían bañarse en los ríos que Dios ha dado para disfrute de todos los seres de la creación. No podían tener oro en su poder, ni aunque les fuera regalado, pues se presumía que todo objeto de valor que se les hallara había sido robado.
Los indios, por su parte, tenían que pagar “tributo” y servir gratuitamente a los Encomenderos españoles – personajes que supuestamente debían protegerlos dentro del sistema explotador llamado de la Encomienda- Una considerable cantidad de indígenas murió en la larga guerra por la defensa de su libertad, resistiendo bravamente contra el dominio que se les quiso imponer, y que al fin, por la fuerza, prevaleció.
La sociedad venezolana. Como la del resto de América- formada en los trescientos años de la Colonia (siglos XVI, XVII y XVIII) era, por tanto, una sociedad oprimida, injusta y desigualitaria. Esa fue la que Bolívar conoció en su infancia. El se iba a empeñar, más adelante, cuando fuera hombre crecido, en cambiar toda esa situación. Bolívar se esforzó por fundar la libertad donde había tiranía. Se consagró a abrir escuelas y centros del saber donde imperaba la ignorancia. Combatió a favor de la justicia donde estaba la injusticia y estableció la igualdad donde campeaba la más irritante desigualdad. Estos ideales de Independencia. Libertad, Educación, Justicia, Igualdad, Democracia, fueron los que inspiraron a Simón Bolívar. Por todo eso luchó él con abnegación, con verdadero desprendimiento, con talento y con coraje. Por eso es grande e inmortal.
Bolívar es el Libertador, dio la Independencia. Se consagró a servir no sólo a Venezuela- su país natal- sino también a la América Latina que él entendía como una sustancial unidad. Seis naciones: Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Panamá y Venezuela, son libres y soberanas gracias a los generosos y heroicos esfuerzos suyos y a las campañas que él dirigió. Otras patrias: Costa Rica, República Dominicana, cuba y Puerto Rico, quisieron asociarse a su empresa de libertad o fueron incluidas en sus proyectos de redención continental. Somos independientes y dueños de nuestro destino, gracias a su sacrificio incluso corporal pues, en tantas y tan arriesgadas diligencias, su salud se arruinó y murió joven.
El hombre valeroso que se dedica a hacer bien y a buscar la gloria, a destruir lo negativo, a servir a sus semejantes, a dar felicidad y paz a su patria, es grande. Su fama crece y nunca se lo olvida.
mejolga