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Esther y Jerry Hicks

La ley de la Atracción –El secreto que hará realidad todos tus sueños-Esther y Jerry Hicks-86-86

Esther y Jerry Hicks

 

 

 

La Ley de la Atracción

 

El secreto que hará realidad todos tus deseos

 

 

 

 

 

 

 

EDICIONES   URANO

 

Argentina - Chile - Colombia - España Estados Unidos - México - Uruguay - Venezuela

 

 

 

Prólogo

 

Por Neale Donaid Waisch, autor de los superventas

Conversaciones con Dios y Home with God in a Life That Never Ends

 

Es éste. Aquí lo tienes. No has de buscar más. Aparta todos tus otros libros, no te inscribas en más talleres ni seminarios y dile a tu coach que ya no le vas a llamar más.

Porque esto es lo que necesitas: aquí está todo lo que has de saber sobre la vida y cómo hacer que funcione. Aquí tienes todas las normas para circular por la autopista de este extraordinario viaje. Todas las herramientas que siempre has querido tener. No debes ir más lejos.

De hecho, observa lo que ya has conseguido.

Simplemente observa.

Me refiero a este preciso momento, contempla lo que tienes entre tus manos.

Lo has conseguido. Tú has puesto este libro donde está ahora, delante de tus ojos. Lo has manifestado como caído del cielo. Esto por sí solo es la prueba que necesitas para saber que este libro funciona.

¿Lo entiendes? No, no, no te saltes esto. Es importante que lo leas. Te estoy diciendo que tienes en tus manos la mejor prueba que podrás tener jamás de que la Ley de la Atracción es real, de que es eficaz y que produce resultados físicos en el mundo real.

Deja que te lo explique.

 

En algún recóndito lugar de tu conciencia, en un puesto de honor en tu mente, guardaste la intención de recibir este menaje, de lo contrario este libro jamás hubiera llegado hasta tí.

No es ninguna nimiedad. Es una gran hazaña. Créeme, lo es. Porque estás a punto de crear exactamente lo que tenías in-tención de crear: un gran cambio en tu vida.

Ésa/Me tu intención, ¿no es cierto? Pues claro que sí. Lo que te está sucediendo mientras lees estas líneas no te estaría pasando si no hubieras puesto tu atención en el profundo deseo de elevar tu experiencia de la vida cotidiana. Hace mucho tiempo que querías hacerlo. Tus preguntas siempre han sido: ¿Cómo? ¿Cuáles son las reglas? ¿Qué instrumentos puedo utilizar?

Bueno, pues aquí lo tienes. Lo has pedido y lo has conseguido. Por cierto, ésta es la primera regla. Pide y se te dará. Pero hay más que eso, mucho más. De esto trata este extraordinario libro. Aquí no sólo te van a dar algunas herramientas sorprendentes, sino las instrucciones para utilizarlas.

¿Has deseado alguna vez que la vida viniera con un libro de instrucciones?

¡Vaya! Es un gran deseo. Pues ahora viene.

Hemos de dar las gracias a Esther y a Jerry Hicks de que así sea, y por supuesto a Abraham. (Ellos te explicarán quiénes son en este fascinante y sorprendente texto.) Esther y Jerry dedican sus vidas a la dicha de compartir los prodigiosos mensajes que Abraham les transmite. Les admiro, aprecio y me siento sumamente agradecido por su labor, porque son personas extraordinarias que están realizando una misión gloriosa en la que todos participamos: vivir y experimentar la gloria de la propia Vida y de Quiénes Somos Realmente.

 

Sé que lo que vas a leer aquí te va a impresionar y que al mismo tiempo será una bendición. Sé que leer este libro cambiará tu vida de un modo decisivo. Aquí sólo hay una descripción de la ley más importante del universo (la única que realmente necesitas conocer), pero con una explicación sencilla sobre la mecánica de la vida. Esta información es impresionante. Son unos datos vitales. Una visión brillante y reveladora.

De muy pocos libros diría lo que voy a decir a continuación. Lee todas y cada una de las palabras que contiene y haz lo que aquí se dice. Hallarás respuesta a todas las preguntas que tantas veces te has planteado en tu corazón. ¿Me permites que sea aún más directo? Presta atención.

Este libro es sobre prestar atención, y si prestas atención a prestar atención, todas tus intenciones se harán realidad y tu vida cambiará para siempre.

 

Prefacio

 

Por Jerry Hicks

 

La innovadora filosofía de la espiritualidad práctica que estás a punto de descubrir en este libro nos fue revelada por primera vez a Esther y a mí en 1986, como respuesta a una larga lista de preguntas que hacía años que yo tenía por responder.

Aquí encontrarás la esencia de las Enseñanzas de Abraham® como nos fueron reveladas durante nuestras primeras interacciones con ellos (el nombre en singular de «Abraham» es en realidad un grupo de adorables entidades, por eso nos referimos a ellas en plural).

 

Las grabaciones de las cuales ha surgido este libro se publicaron formalmente en 1988, como parte de una colección de diez cintas de audio denominadas Special Subjects [Temas especiales], Pero desde entonces se han publicado muchos aspectos de las enseñanzas básicas de Abraham respecto a la Ley de la Atracción Universal, en varios formatos: libros, cintas, DVD, juegos de cartas, calendarios, artículos, programas de radio y televisión, talleres y las obras de muchos otros escritores de superventas que han incorporado las enseñanzas de Abraham en sus libros. Sin embargo, hasta ahora no se habían publicado íntegramente en un solo libro estas enseñanzas originales sobre la Ley de la Atracción.

 

(Si deseas escuchar una de las grabaciones originales de la serie, puedes encontrar nuestra Introduction to Abraham de 70 minutos que te puedes descargar gratis en nuestra website: www.abraham-hicks.com.)

 

Este libro ha surgido de la trascripción de los cinco CD de «Abraham Bastes» Starter Set («La esencia de las enseñanzas de Abraham para principiantes»), aunque tras consultárselo a Abraham se han realizado algunos retoques para favorecer la lectura de una transmisión oral. Abraham también ha añadido varios pasajes esclarecedores y que favorecen la continuidad.

Millones de lectores, oyentes y telespectadores han podido apreciar el valor de las enseñanzas que han recibido. Esther y yo estamos entusiasmados de poder ofreceros las enseñanzas originales de Abraham en La Ley de la Atracción.

Pero ¿en qué se diferencia este libro de Pide y se te dará? Bien, considerad La Ley de la Atracción como la enseñanza básica de la cual han surgido todas las demás. Y considerad Pide y se te dará como el libro más completo de los primeros veinte años sobre las enseñanzas de Abraham.

Revisar todo este material transformador para preparar este libro ha sido una experiencia maravillosa para Esther y para mí, porque hemos recordado estas Leyes sencillas y básicas que Abraham nos explicó hace tantos años.

Desde que nos fueron transmitidas, Esther y yo hemos hecho todo lo posible para aplicar en nuestras vidas lo que hemos aprendido sobre estas Leyes y la maravillosa progresión de nuestras felices vidas es sorprendente. Hemos seguido sus palabras porque todo lo que nos han transmitido tenía mucho sentido para nosotros, pero estas enseñanzas se han hecho realidad en nuestra experiencia de la vida cotidiana. Y con gran dicha podemos deciros, por experiencia propia: ¡esto funciona!

(Nota del editor: recordamos al lector que puesto que no siempre existen palabras en inglés para expresar correctamente los pensamientos nofísicos que recibe Esther, a veces la autora utiliza nuevas combinaciones de palabras, al igual que puede dar un nuevo sentido a palabras conocidas, por ejemplo, poner mayúsculas o cursivas cuando normalmente no se utilizarían, a fin de expresar nuevas formas de ver la vida.)  

 

 

 

 

 

PARTE I

NUESTRO CAMINO HACIA LA EXPERIENCIA DE ABRAHAM

 

Introducción

Por Jerry Hicks

 

Hemos escrito este libro para introduciros a las Leyes Universales y los procesos prácticos que os guiarán claramente hacia el Bienestar. Leer este libro os proporcionará la experiencia única y positiva de escuchar respuestas concisas y cargadas de fuerza a las preguntas que os habéis hecho durante toda la vida.

La utilización correcta de esta filosofía de espiritualidad práctica basada en la felicidad también os servirá para guiar a otros a fin de que puedan vivir una vida perfecta según su criterio.

Muchas personas me han dicho que en muchos aspectos han visto reflejadas sus preguntas en las mías. De modo que, mientras experimentáis la claridad y la lucidez de las respuestas de Abraham, es probable que no sólo empecéis a sentir una auténtica satisfacción por haber hallado respuesta a vuestras antiguas preguntas, sino que descubriréis, tal como nos ha sucedido a Esther y a mí, un renovado entusiasmo por la experiencia de vuestra propia vida. Y mientras desde vuestra nueva visión empezáis a aplicar los procesos prácticos que os ofrecemos aquí, os daréis cuenta de que podéis crear deliberadamente todo lo que deseéis hacer, ser o tener.

Que yo recuerde, mi vida siempre me ha generado un torrente inagotable de preguntas para las que nunca hallaba respuestas satisfactorias, por lo que deseaba fervientemente des- cubrir una filosofía de la vida que se basara en una verdad absoluta. Pero cuando Abraham entró en nuestras vidas, revelándonos a Esther y a mí su explicación de las poderosas Leyes del Universo, junto con los eficaces procesos que nos ayudaron a que la ideología y la teoría se convirtieran en resultados prácticos—, me di cuenta de que todos los libros, los maestros y las experiencias de mi vida habían sido los pasos perfectos para llegar a descubrir a Abraham.

Me complace pensar en la oportunidad que ahora tenéis, al leer este libro, de descubrir por vosotros mismos el valor de las enseñanzas que está ofreciendo Abraham, porque yo sé cuánto nos han aportado a nuestras vidas. También soy consciente de que ahora no lo tendríais en vuestras manos si la vida no os hubiera preparado para ello (al igual que a mí me preparó la vida) para recibir esta información.

Espero con entusiasmo que os sumerjáis en su lectura y descubráis las sencillas y poderosas Leyes y procesos prácticos que enseña Abraham para que podáis atraer deliberadamente a vuestra experiencia todo lo que deseáis y podáis eliminar todo lo indeseado.

 

Un sinfín de grupos religiosos

 

Mis padres no eran religiosos, por eso no puedo entender por qué yo sentía semejante compulsión por encontrar una Iglesia, pero siempre la sentí con mucha fuerza en mi interior. Quizás era un intento de llenar ese gran vacío que sentía dentro de mí o porque había muchas personas a mi alrededor que intentaban demostrarme su fervor religioso y su certeza de que estaban en posesión de la verdad.

 

Durante mis primeros 14 años viví en 18 casas y en seis estados, así que tuve la oportunidad de valorar una gran variedad de filosofías. Sea como fuere, iba sistemáticamente a una Iglesia u otra, esperando cada vez de todo corazón que tras sus puertas encontraría lo que estaba buscando. Pero a medida que iba conociendo grupos religiosos, mi decepción aumentaba cuando reivindicaban su verdad, a la vez que afirmaban que los otros estaban equivocados. En estos entornos, mi corazón se iba hundiendo cada vez más y sabía que no hallaría las respuestas que estaba buscando. (Cuando descubrí las enseñanzas de Abraham, entendí las aparentes contradicciones filosóficas y aprendí a no tener sentimientos negativos respecto a las mismas.) Así continuó mi búsqueda de respuestas.

 

Un tablero de ouija deletrea el alfabeto

 

Aunque nunca había tenido ninguna experiencia personal con un tablero de ouija, he de reconocer que tenía una opinión muy negativa del mismo. En el mejor de los casos pensaba que era sólo un juego, y en el peor, una broma. En 1959, cuando unos amigos de Spokane, Washington, me sugirieron jugar con el tablero, inmediatamente desestimé la idea por considerarla ridícula. Pero cuando mis amigos insistieron y me introdujeron a mi primera experiencia con la ouija, me di cuenta de que estaba sucediendo un verdadero fenómeno.

 

Por consiguiente, como todavía estaba buscando respuestas para mi larga lista de preguntas, le pregunté al tablero: «¿Cómo puedo mejorar realmente?» Al principio y con una velocidad sorprendente, deletreó el alfabeto y luego la tablilla indicó L-E-E.

«¿Leer qué?», pregunté. Deletreó L-I-B-R-O-S. Y cuando pregunté, «¿Qué libros?», volvió a deletrear (una vez más a toda velocidad): ANYANDALLBYALBERTSCHWEITZER

[Todos los libros de Albert Schweitzer]. Mis amigos no habían oído hablar de Albert Schweitzer, y aunque yo sabía muy poco de él, como mínimo despertó mi curiosidad, así que opté por saber más de este hombre que acababa de entrar en mi mente consciente de esta forma tan espectacular.

En la primera biblioteca que entré vi una gran selección de libros escritos por Albert Schweitzer y los fui leyendo todos sistemáticamente. Y aunque no pude descubrir ninguna respuesta específica para mi larga lista de preguntas, el libro Investigación sobre la vida de Jesús abrió mi mente de una manera muy especial a la idea de que había muchas más formas de ver las cosas de las que yo había estado dispuesto a aceptar.

Mi entusiasmo por lo que esperaba que fuera una ventana hacia la iluminación y la respuesta a mis preguntas acabó desvaneciéndose cuando no encontré la iluminación ni las respuestas a mis preguntas a través del tablero, pero no cabe duda de que me ayudó a darme cuenta de que había una vía de comunicación inteligente que jamás había creído que fuera posible antes de experimentarla por mí mismo.

La ouija nunca me funcionó cuando la utilizaba para mí, pero hice cientos de pruebas con otras personas en mis viajes cuando me dedicaba al mundo del espectáculo y encontré a tres personas a las que les fue muy bien. Con unos amigos de Portíand, Oregón (a quienes les funcionó), «hablamos» durante cientos de horas con lo que pensábamos que eran Seres No Físicos. ¡Todo un grupo de piratas, sacerdotes, políticos y rabinos conversaron con nosotros! Eran como las conversaciones fascinantes que puedes entablar en una fiesta, con personas que tienen actividades, actitudes e intelectos muy variados.

He de decir que no aprendí nada de valor con la ouija que pudiera aplicar en mi vida —o que quisiera enseñar a alguien—, así que un día sencillamente la tiré y ése fue el fin de mi interés o de mi actividad con ella. Sin embargo, esta notable experiencia —especialmente con la Inteligencia que me animó a leer libros— no sólo me despertó el conocimiento de que «ahí fuera» había mucho más de lo que yo podía entender, sino que me provocó un afán aún mayor de buscar respuestas. Llegué a entender que era posible conectar con una Inteligencia que tuviera respuestas prácticas a las preguntas sobre el funcionamiento del Universo, la razón por la que estamos aquí, cómo podemos vivir más plenamente y cómo podemos cumplir con los objetivos por los que estamos aquí.

 

Píense y hágase rico

 

Quizá la primera experiencia de encontrar respuestas prácticas para mi creciente lista de preguntas me llegó cuando descubrí un libro fascinante mientras estaba de gira actuando en una serie de escuelas universitarias y universidades en 1965. El libro estaba en una mesa de café del vestíbulo de un pequeño hotel de carretera en algún lugar de Montana y recuerdo que se me planteó una contradicción cuando lo cogí y leí el título Piense y hágase rico, de Napoleón Hill.

 

Sólo el título ya me resultaba desagradable, pues yo, al igual que muchas otras personas, tenía unas ideas bastante rígidas respecto a los ricos, quizá para justificar mi propia carencia de saber adquirir recursos con facilidad. Había algo realmente atrayente en ese libro, aunque, cuando sólo había leído 12 páginas, los pelos se me ponían de punta y sentía oleadas de emoción que recorrían mi columna de arriba abajo.

Ahora entendemos que estas sensaciones físico-viscerales son una prueba de que estamos en el camino hacia algo de mucho valor, pero incluso entonces sentía que ese libro había despertado en mí el conocimiento de que mis pensamientos son importantes y que mis experiencias en la vida de algún modo reflejan el contenido de mis pensamientos. El libro era convincente e interesante y me inspiró un deseo de intentar seguir las sugerencias que ofrecía, y así lo hice.

Esas enseñanzas me funcionaron tan bien que, de hecho, en muy poco tiempo creé una empresa multinacional que me dio la oportunidad de llegar a la vida de miles de personas de una manera muy especial. Incluso empecé a enseñar los principios que estaba aprendiendo. Pero aunque el libro de Napoleón Hill cambió mi vida de forma radical, había muchas personas a las que enseñaba cuyas vidas no mejoraban de forma tan espectacular como la mía por más cursos que tomaran, de modo que prosiguió mi búsqueda de respuestas más específicas.

 

Seth habla sobre crear tu realidad

 

Aunque la búsqueda de respuestas a mis preguntas de toda la vida persistía y mi deseo de encontrar un modo de ayudar mejor a los demás a conseguir sus metas era más intenso que antes, me distraje temporalmente de todo eso por la nueva vida que Esther y yo estábamos emprendiendo juntos en Phoenix, Arizona. Nos casamos en 1980, al cabo de varios años de conocernos nos dimos cuenta de que éramos inexplicablemente compatibles. Éramos felices todos los días, exploramos nuestra nueva ciudad, creamos nuestro nuevo hogar y descubrimos nuestra nueva vida juntos. Aunque Esther no compartía mi sed de respuestas, era una entusiasta de la vida, siempre estaba feliz y era muy agradable estar con ella.

Un día mientras estaba en una biblioteca, vi un libro titulado Habla Seth de Jane Roberts y me parece que antes de que pudiera sacarlo del estante noté que se me volvían a erizar los cabellos y esa emoción que recorría todo mi cuerpo. Pasé sus páginas preguntándome qué podía contener que me provocara esa respuesta emocional.

 

En todo el tiempo que Esther y yo llevábamos juntos, sólo había un tema conflictivo entre nosotros: ella no quería oír hablar de mis experiencias con la ouija. Cada vez que contaba alguna que a mí me parecía muy entretenida (al menos así lo consideraba yo), Esther salía de la habitación. De pequeña le habían enseñado que debía temer a todo aquello que no fuera físico, y puesto que no quería molestarla, dejé de contar esas historias, al menos cuando ella estaba presente. Por lo tanto no me extrañó que Esther tampoco quisiera oír hablar de Habla Seth...

 

La autora, Jane Roberts, entraba en una especie de trance y permitía que Seth, una entidad No-Física, hablara a través de ella para dictar una serie de libros sobre Seth que han tenido mucha repercusión. Esas obras me parecieron estimulantes y fascinantes y empecé a ver una forma de hallar respuestas a mi larga lista de preguntas. Pero a Esther le daba miedo ese libro. Su malestar se reflejó al momento en su rostro cuando se enteró de cómo se había escrito y le impactó mucho la fotografía de Jane en estado de trance hablando en nombre de Seth que había en la contraportada.

 

«Puedes leer este libro si quieres —me dijo—, pero por favor no lo lleves al dormitorio.»

Siempre he creído que se debía juzgar al árbol por sus frutos, por lo tanto todo aquello en lo que tengo interés lo llevo a cabo observando cómo me siento al respecto... y había muchas cosas de Seth que me parecían correctas. Por eso a mí no me importaba de dónde venían o cómo se presentaban. Resumiendo, sentía que había encontrado una información valiosa que podía utilizar y transmitir a otras personas a las que creía que les beneficiaría. ¡Estaba entusiasmado!

 

Mis temores desaparecieron

por Esther Hicks

 

Creo que Jerry fue muy inteligente y amable al no intentar convencerme de que leyera los libros de Seth, porque realmente sentía una fuerte aversión por ellos. La mera idea de que una persona contactara con un Ser No-Físico me intranquilizaba sobremanera, y como Jerry no quería molestarme, se levantaba temprano por la mañana y leía mientras yo todavía dormía. En algunas ocasiones cuando encontraba algo que le interesaba especialmente, lo dejaba caer de forma sutil en alguna conversación cuando yo tenía la guardia baja, de ese modo, muchas veces podía reconocer el valor de lo que explicaba. Poco a poco, Jerry me iba introduciendo a nuevos conceptos hasta que empecé a sentir verdadero interés por esas sorprendentes obras. Al final se convirtió en nuestro ritual matinal. Nos sentábamos juntos y Jerry me leía los libros de Seth.

Mis miedos no se basaban en ninguna experiencia negativa personal, sino en lo que había oído decir a otros, que probablemente también se lo habían oído decir a otros. Ahora, cuando recuerdo el pasado, mis miedos me parecen del todo ilógicos. De todos modos, tuve un gran cambio de actitud cuando me di cuenta de que, en lo que a mi experiencia personal se refería, todo estaba bien.

Cuando fue pasando el tiempo y desapareció mi miedo sobre el proceso por el que Jane recibía la información de Seth, empecé a sentir un gran agradecimiento por esos maravillosos libros. De hecho, ¡estábamos tan involucrados en nuestras lecturas que hasta pensamos en hacer un viaje a Nueva York para conocer a Jane y a su esposo Robert, e incluso a Seth! Hasta quería conocer a ese Ser No-Físico. Pero en los libros no aparecía el número de teléfono de los autores, así que no sabíamos cómo contactar con ellos para conocerlos.

Un día estábamos comiendo en una pequeña cafetería cerca de una librería en Scottsdale, Arizona, y Jerry ojeaba un libro que acababa de comprar cuando una persona desconocida que estaba sentada a nuestro lado nos preguntó: « ¿Habéis leído los libros de Seth?»

Casi no nos lo podíamos creer, porque no le habíamos dicho a nadie que leíamos estos libros.

Entonces el hombre preguntó: « ¿Sabíais que Jane Roberts está muerta?»

 

Recuerdo que mis ojos se llenaron de lágrimas al oír esas palabras. Era como si me acabara de enterar de que mi hermana había muerto. Fue un choque. Nos sentimos muy decepcionados al darnos cuenta de que no podríamos conocer ni a Jane, ni a Rob... ni a Seth.

 

Sheila «canaliza» a Theo

 

Aproximadamente al día siguiente de enterarnos de la muerte de Jane, nos reunimos para cenar con Nancy y su esposo Wes, nuestros amigos y socios. «Tenemos una cinta que queremos que escuchéis», nos dijo Nancy, y me puso la cinta en la mano. Su conducta me resultó extraña, había algo especial en ella. En realidad, noté la misma sensación que cuando Jerry me habló de su descubrimiento de los libros de Seth. Era como si tuvieran un secreto que quisieran compartir con nosotros, aunque al mismo tiempo les preocupaba nuestra respuesta.

— ¿De qué trata? —preguntamos. —Es una canalización —susurró Nancy.

Por raro que parezca, ni Jerry ni yo habíamos escuchado la palabra canalización en ese contexto.

— ¿Qué quieres decir con «canalización»? —le pregunté.

Mientras Nancy y Wes nos daban una explicación breve y un tanto inconexa, Jerry y yo nos dábamos cuenta de que estaban describiendo el mismo proceso por el que se habían escrito los libros de Seth. «Se llama Sheila —prosiguieron— y habla en nombre de una entidad llamada Theo. Viene de Phoenix y podéis llamarla y tener una entrevista con ella si lo deseáis.»

Decidimos llamar a Sheila e ir a verla; todavía recuerdo lo entusiasmados que estábamos. Nos reunimos en Phoenix, en una hermosa casa (diseñada por Frank Lloyd Wright). Fue a plena luz del día y para mi tranquilidad no pasó nada paranormal. Todo fue muy agradable y nos sentimos muy cómodos. Cuando llegamos a la «entrevista» con Theo (bueno, más bien debería decir cuando Jerry se entrevistó con Theo, creo que yo no abrí la boca en toda la reunión), ¡yo estaba totalmente alucinada!

Jerry tenía una libreta llena de preguntas, que decía que tenía desde los seis años. Estaba tan entusiasmado que a veces interrumpía en medio de una respuesta para poder plantear otra nueva pregunta antes de que se nos acabara el tiempo. ¡La media hora pasó muy rápido y nosotros nos sentimos de maravilla!

«¿Podemos volver mañana?», le pregunté, porque entonces yo también había empezado a confeccionar una lista de preguntas que quería hacerle a Theo.

 

¿Debo meditar?

 

Cuando regresamos al día siguiente, le pregunté a Theo (a través de Sheila) qué era lo que podíamos hacer para avanzar más rápido hacia nuestras metas. Theo respondió «Afirmaciones» y luego me dio una afirmación maravillosa: «Yo, Esther Hicks, veo y atraigo, a través del Amor Divino, a esos Seres que buscan la iluminación a través de mi proceso. Compartir nos elevará a ambos, ahora».

Jerry y yo ya sabíamos algo de afirmaciones, ya las utilizábamos. Y luego pregunté: «¿Qué más?» Theo respondió: «Medita». Bueno, no conocía personalmente a nadie que meditara y esa idea me resultaba un poco extraña. No era algo con lo que me identificara. Jerry decía que esa práctica la asociaba con las personas que tenían miedo de lo que podía sucederles en la vida —de cuánta pobreza o sufrimiento se verían capaces de soportar— y que era su puntal para seguir existiendo. Para mí la meditación entraba en la misma categoría de fenómenos extraños como caminar sobre brasas ardiendo, estirarse sobre una tabla de pinchos o estar todo el día sobre un solo pie con la mano extendida pidiendo limosna.

Pero entonces le pregunté a Theo: «¿Qué entiendes por "meditar"?»

Theo respondió: «Siéntate cada día 15 minutos, en un lugar tranquilo, lleva ropa cómoda y enfócate en la respiración. Cuando tu mente se disperse, libera ese pensamiento y vuelve a enfocarte en la respiración». «Bueno, eso no suena muy raro», pensé.

Pregunté si podía llevar a nuestra hija Tracy, que entonces tenía catorce años, para que conociera a Theo, y la respuesta me la siguiente: «Sí, si ella lo desea, pero no es necesario, porque vosotros, también sois canales». Recuerdo lo inverosímil que me pa...

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